SALUTACIÓN DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA
Desde AGMER, en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora queremos reconocer la participación de nuestras compañeras en el trabajo cotidiano y resaltar los aportes que día tras día, desde el lugar que ocupan, realizan en pos de la construcción y defensa de una escuela pública para la liberación de los pueblos.
Mujeres trabajadoras, con conciencia de clase, con potencialidad emancipadora, que apuestan a la generación de condiciones dignas sin distinción de géneros.
Mujeres de convicciones, con la claridad de entendimiento necesaria para comprender que su lugar en el mundo trasciende lo dictado por los estereotipos de género; sobreponiéndose a los prejuicios, a los techos de cristal que pretenden tenderse sobre ellas; reconociendo en su existencia la presencia misma del espíritu que religa al universo.
Potencia creadora, reproductora, de poder infinito, autogenerado, controlado, que explota, que se transforma, que contagia aquello que cubre, que protege, que empuja hasta aprender a volar.
Sujetos de derechos. Agentes de cambio. Actoras privilegiadas en las luchas reivindicatorias. Contralor imprescindible de la restitución de derechos. Conocedoras de los alcances de la condición humana. Artífices silenciosos de los destinos de los pueblos. Protagonistas inclaudicables del sostén de los procesos sociales; con convicciones férreas, con lucidez estricta y afable, conocedoras de los decires, las costumbres, los modos de transmisión, las formas de hacer.
Baluartes de la cultura. Representantes de la raza humana: pequeñas representaciones del mundo que conjuran entre sus cuerpos los designios inextricables de la razón, del corazón, del sentimiento fraterno, de la filiación, de la tradición, de la trascendencia.
Representantes de aquello que el mundo espera de sí mismo, porque el mundo ha sido parido por mujeres; mujeres que se sustraen a la apropiación cultural de sus cuerpos para empoderarse de los mecanismos de transmisión de la vida y la experiencia, para la generación de generaciones que reproduzcan valores de vida acordes con la justicia, la equidad y el respeto por la condición humana.
Mujeres que se sobreponen a los obstáculos que se le presentan en el camino. Ejemplos que no permiten que el púrpura de sus mejillas dé poder a las monstruosidades que la impotencia ha generado en los hombres; que no bajan sus brazos y reclaman ante una mano que hace brotar entre sus cabellos un hilo de degradación que no puede doblegarlas; quienes levantan una bandera y la visten en la piel, con el convencimiento de que la naturaleza las ha preparado para hacer carne la potencia de la humanidad.
Mujeres que se entregan y mujeres que exigen en la medida de sus aportes. Mujeres que reniegan de los patrones culturales y mujeres que mansamente transforman su realidad en un instrumento de su propia realización personal y la oportunidad para su crecimiento en contexto. Mujeres que relatan historias que ha vivido la humanidad y mujeres que hacen de la vida una historia en sí misma, digna de transmitirse de generación en generación. Mujeres que cantan y endulzan con sus voces las planicies de nuestras vidas y mujeres que han aprendido a escuchar de tal modo que creemos que sus oídos hablan.
Queremos homenajear a todas y a cada una, para brindarles en un abrazo fraterno las fuerzas necesarias para continuar con los procesos transformadores de cada escuela, apostando a la resolución democrática de las situaciones y apelando a la equidad, la justicia y la integración de todos los actores como premisa irrenunciable.
Mónica Amoz
Secretaria de DDHH de AGMER CDC
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