LA ARGENTINA DE LOS VOLUNTARIOS
Un día en mi país aparecieron voluntarios ofreciéndose para dar clases si los docentes pretendían hacer huelga. A muchos les pareció un gesto noble frente a tanto vago suelto que no quería trabajar.
Al poco tiempo estalló la crisis del sistema sanitario y los médicos y enfermeros decidieron reclamar, pero pronto estuvieron ahí los voluntarios para atender sin titubear a los enfermos.
Luego fue el turno de la construcción, que se quedó sin ingenieros porque las universidades no tenían presupuesto y sin albañiles porque se habían ido a buscar otro trabajo para sobrevivir. Los voluntarios diseñaron escuelas y hospitales y hasta se dice que se animaron a agarrar la pala.
Cuando los peones rurales se dieron cuenta de que eran sobreexplotados y se organizaron para luchar, también en el campo aparecieron los voluntarios dispuestos a sembrar y cosechar las tierras de los latifundistas.
Así siguió pasando en cada sector y a nadie le molestaba, porque los periodistas dejaron de escribir por falta de pago y hubo voluntarios dispuestos a aplaudir gratis.
Finalmente llegó el momento en que no quedaron más trabajadores. Todos ellos fueron olvidados mientras el diario del lunes se burlaba de la conciencia de clase y sus consignas egoístas, celebrando en cada tapa tanta voluntad abnegada.
Pasaron años y la sociedad se acostumbró. Se volvió común la idea de que había que trabajar a cambio de nada porque así avanzaba el país. Pero los empresarios, los terratenientes, los banqueros y los funcionarios siguieron ganando. Curiosamente ganaban cada vez más.
Los patrones sabían que no necesitaban hacer huelga. Los voluntarios estaban ahí para encargarse de que el negocio nunca dejara de salirles bien.
Federico Tálamo
Congresal AGMER Uruguay
Enviado por: "Prensa AGMERUruguay" <prensa@agmeruruguay.com.ar>
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